16.3.09

Ay Ersyla


Ersyla no pudo soportar más y decidió por fin dar el brinco. Ersyla, Ersyla, tan infinitamente estúpida Ersyla, si tan solo hubiera sabido que era más fácil cerrar el pico que cerrar las piernas. Nunca entendió como era posible que todos pudieran (parecer) ser más felices que ella y esto la hacía muy muy infeliz. Vivir su vida era como estar en una montaña rusa depresiva de la que no podía bajarse. Cuando parecía que las cosas iban de subida se daba cuenta que la bajada que venía era siempre mucho peor. A Ersyla le gustaba caminar por las calles de noche para sentir que era el último ser vivo en el planeta pero nunca faltaba algún borrachito desvelado que terminaba con la ilusión. Ni siquiera el uso continuo de estupefacientes y drogas de recreo la hacían sentir bien. La cruda siempre era más larga y prolongada que la sensación de euforia y esto también la volvía una mujer muy muy triste. Tampoco el sexo le funcionaba. Siempre fueron más fuertes los prejuicios, las dudas, los pretextos y esa falsa moralidad que le habían inculcado sus abigarrados padres, que el placer que producía el acto en sí. Y si de amor hablamos ella solo conocía lo que había leído en las novelas baratas que siempre estaban dispuestas en una esquina de cualquier lugar. Amores que pudo haber encontrado en cualquier plática extraña, en la mirada de un desconocido en el metro y al final de cualquier jornada. Amores que nunca se permitió descubrir por ser una mujer muy muy distraida. Ay Ersyla, si tan solo hubieras levantado la mirada podrías haber descubierto como yo siempre te miraba. Y solo hasta hoy me doy cuenta de lo tonto que fui y de lo tonto que resulta todo esto. Fueron muchas las veces que estuve a punto de hablarte pero nunca me animé. Hoy te ves distinta. Creo que por fin sonríes. Lo triste es que probablemente solo sea porque el chico de la morgue se sintió conmovido por tu cara de sufrimiento constante y decidió regalarte una sonrisa para toda la eternidad. Eso si los gusanos no deciden otra cosa. 

Hoy voy a hacer el amor y pensaré en tí y en lo felices que pudimos ser. Mañana te traeré flores y me aseguraré de dejarte una de esas novelas baratas en la que la protagonista se llame como tú. Si algún día me olvido de visitarte porfavor no te ofendas. 



Ay Ersyla como te voy a extrañar.

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